Uno de los mayores retos del ser humano, es comprender sus emociones y hablar de ellas. 

Nuestros abuelos y padres en la mayoría de las ocasiones no hablaban de emociones y mucho menos se permitían expresarlas.

Así que nuestra herencia emocional es bastante escasa. Sin embargo, nuestras emociones forman parte de nosotros desde nuestro nacimiento, y tienen una función fundamental en nuestra vida.

Las habilidades emocionales son susceptibles de ser trabajadas y, por lo tanto, mejoradas.

En el mundo en el que vivimos, la inteligencia emocional se ha convertido en algo indispensable para gestionar nuestras vidas y nuestras relaciones sociales con éxito. En un entorno en el que todo cambia a una velocidad vertiginosa, la capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias que nos plantea la vida es fundamental y aprender a fluir en nuestro día a día, reaccionando de manera adecuada a las vicisitudes de nuestra cotidianidad es algo indispensable para llevar una vida feliz y conocernos mejor a nosotros mismos.

Las ventajas que conlleva el desarrollo de la inteligencia emocional tanto a nivel personal como profesional son entre otras:

• Mejora la comunicación.

• Te sientes más feliz, más plen@ y con mejor calidad de vida.

• Aumenta la motivación y la autoestima.

. Las relaciones personales mejoran.

• Aprendes a tomar las riendas de tu vida, dejando de buscar culpables para todo y comprendiendo que la responsabilidad es completamente tuya y no de tu entorno.

• Gestionas cómo reaccionar ante situaciones adversas o que antes te suponían un problema.

.- Que identifiques la diferencia entre Emoción y Sentimiento.

.- Que “tus estados emocionales”, sean tu guía en tu camino de vida.

.- Danzar y expresar cada emoción, entender y comprender cual es la Intención Positiva, para poder sacar los mejores beneficios y aprendizajes de esta emoción.

.- Entrenarte emocionalmente, para expresar lo que sientes, “y que no se te quede un nudo en la garganta, o en el estómago”.